Los olivos son un árbol frutal que no requiere mucha agua, pero tiene otras necesidades. Descubre cómo cuidar un olivo, a continuación te explicamos todo lo que necesitas saber para plantar tu olivar y mantenerlo sano.
Cómo plantar un olivo
Como con otros árboles frutales, hay diversas opciones a la hora de plantar un olivo.
El método tradicional utilizado en la península hasta la segunda mitad del siglo XX era el enraizamiento de estacas leñosas. Estas se colocaban casi verticalmente en hoyos de un metro de profundidad y otro de ancho. Las estacas, de 60 cm de longitud, se hacen a partir de las ramas que se cortan al podar los árboles adultos, priorizando las que cuentan con varios nudos porque permiten una mejor capacidad de brotar y enraizar.
Esto conlleva una serie de problemas que han hecho que se busquen otros métodos de plantación. La primera limitación es que solo se puede propagar en época de poda. Además, el tamaño tan grande de las estacas obliga a usar una gran cantidad de material vegetal. Esto complica mucho el proceso de cultivo, sobre todo si se necesita cubrir una alta superficie. Por otro lado, esta forma de propagación refuerza la tendencia natural de los olivos de crecer en forma de mata compuesta por muchos troncos, obligando a mayores esfuerzos de poda.
Ante todo, se han ido prefiriendo otras alternativas como la propagación por enraizamiento de estaquillas semileñosas bajo nebulización. Se cultivan olivos específicamente para el fin de extraer pequeñas estacas que luego se plantarán. Este proceso se lleva a cabo en tres fases:
- Enraizamiento, que genera varias raíces en la base de las estaquillas.
- Endurecimiento, que consolida las estacas y garantiza su buen funcionamiento.
- Crianza de los plantones, en maceta para ir generando el tronco del futuro árbol.
Hecho esto, es el momento de plantar la estaquilla en suelo. Se coloca en un hoyo donde conviene que haya abundante tierra para propiciar el agarre de las raíces.
¿Cuándo plantar un olivo?
Los periodos ideales para plantar nuevos olivos son la primavera y el otoño. Estas son las estaciones de mayor actividad y de clima más benigno, con lo que se fomenta el éxito del crecimiento del árbol.
Cuidados de los olivos
Los olivos son árboles robustos y resistentes que están acostumbrados a temperaturas extremas. Aun así, como todas las plantas, necesitan unos cuidados mínimos de poda, riego, mantenimiento del suelo y control de plagas.
Mantenimiento del suelo del olivar
La opción ideal para los olivos son las cubiertas vegetales, bien naturales o sembradas. Esta opción, cada vez más utilizada por sus beneficios, mejora las características del suelo al aumentar materia orgánica y la presencia de los microorganismos. Además, se fomenta que el agua vaya filtrándose y no se quede estancada, y se combate el riesgo de compactación, erosión y aparición de malas hierbas y otras plagas. Así se genera un pequeño ecosistema donde se crea una simbiosis que propicia el crecimiento del olivo.
Otra opción es el no laboreo total, eliminando las malas hierbas con herbicidas. Esto permite obtener mayor rendimiento a un coste menor, pero tiene como inconveniente la formación de cárcavas por la escorrentía del agua de lluvia. Ante esto, la alternativa es el laboreo mínimo, para romper la costra superficial de la tierra y evitar estos problemas.
Nutrición y abonado del olivo
Según las propiedades y las características del suelo y del agua de la zona, es muy posible que los árboles necesiten recibir unos nutrientes y ser abonados para lograr que alcancen todo su potencial y evitar que surjan enfermedades del olivo.
Para esto, y siempre tras un análisis que nos explique qué necesitan exactamente, hay varias opciones:
- Abonado a fondo usando un abono más complejo, sin superar nunca las limitaciones de nitrógeno según la normativa.
- Abonado complementario, de aplicación foliar directamente en las hojas. Es importante pulverizar el fertilizante siempre de abajo a arriba, y asegurarse de que tanto la parte inferior como la superior queden cubiertas. Dependiendo del tipo de fertilizante, es conveniente no mojar las hojas previamente para fomentar su absorción.
- Fertirrigación, donde se aplica el fertilizante a través del riego.
Cómo y cuándo regar un olivo
Los olivos necesitan poca agua, por eso proliferan en las regiones mediterráneas y del sur. Por ejemplo, en Andalucía se obtienen muy buenos resultados con unas aportaciones de agua de entre 1.500 y 2.500 m3/has. En este sentido, y para no regar demasiado los olivos, el sistema de riego más adecuado es el de riego localizado por goteo, con unos 1.800-1.900 litros por árbol y por año, durante los meses de más calor y actividad de la planta: abril, mayo, junio, julio, agosto y septiembre.
Cómo podar un olivo
Como apuntábamos antes, la tendencia actual es buscar un solo tronco por vaso para facilitar los cuidados y mecanizar la recolección de las aceitunas. Hay diversos tipos de poda según los factores que se tengan en cuenta:
Según el objetivo de la poda:
- Poda de formación: en plantaciones jóvenes para construir esqueleto que soporten futuras cosechas.
- Poda de producción: se realiza en árboles adultos para mejorar la producción.
Según la fecha en que se realiza la poda:
- Poda de invierno: se realiza durante el periodo de reposo de las plantas.
- Poda de verano: se realiza durante el periodo de crecimiento vegetativo.
Según la técnica empleada:
- Poda corta: rebaje severo de ramos para obtener fructificación.
- Poda de rejuvenecimiento: renovación de la planta cuando esta está envejecida.
- Poda de renovación: rebaje severo de las ramas para forzar su crecimiento.
Plagas y enfermedades de los olivos
Como suele ocurrir con los cultivos tan especializados como los de los olivos, son muy sensibles a diversas plagas de bacterias y otros patógenos. Si no se controlan a tiempo, se pueden generar enfermedades que acaben con la vida del árbol o, incluso, de todo el olivar, por lo que es crucial estar siempre muy pendiente de cualquier mínimo cambio en las características de la planta y de la aparición de cualquier anomalía en el campo.