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Las enfermedades del olivo más comunes y cómo combatirlas

Los olivos, como cualquier otro ser vivo, se pueden poner enfermos. Después de nuestra lista de plagas de los olivos, aquí te contamos las enfermedades más habituales que suelen afectar a estos árboles.

Las enfermedades se diferencian de las plagas en que estas últimas están causadas por un animal, vertebrado o invertebrado, que genera un daño directo a la planta. En cambio, las enfermedades están causadas por microorganismos, como virus, bacterias, hongos, etc que afectan al metabolismo de las plantas.

¿Cómo saber si un olivo tiene una enfermedad?

Las enfermedades del olivo, igual que las plagas, suelen generar cambios físicos visibles en el árbol. Hojas amarillentas o con manchas, frutos con problemas, flores diferentes a lo habitual… En general, cualquier anomalía suele ser un indicador de que algo no va bien y hace falta acción inmediata para evitar que el problema se intesifique o incluso se propague a otros árboles. Antes de actuar, es importante reconocer cuál es la enfermedad para garantizar unos buenos resultados.

Por eso, a continuación te dejamos una guía de las enfermedades del olivo más comunes y cómo reconocerlas y hacerles frente.

Enfermedades del olivo más habituales

El repilo del olivo (spilocaea oleagina)

El repilo del olivo es, sin ninguna duda, la enfermedad más grave de todas las que pueden afectar a un olivo porque es muy difícil de prevenir y genera enormes daños, con la consiguiente pérdida económica. Es reconocible por la defoliación precoz de las hojas, presentando manchas circulares oscuras, a veces con un halo de color amarillo, en parte o toda la hoja. 

Se trata de una enfermedad criptogámica, es decir, está causada por organismos filamentosos, como algunos tipos de hongos y parásitos. La enfermedad se desarrolla internamente y afecta a las hojas y a los frutos del árbol, y el periodo de infección suele coincidir con los momentos más húmedos del año.

La mejor cura para el repilo es la prevención. Para ello, es conveniente evitar el exceso de nitrógeno y la falta de potasio, llevando a cabo tratamientos de cobre de manera periódica y, si es necesario por estar en una zona con alta incidencia de repilo, cada vez que se den lluvias. Además, hay que evitar siempre que el agua de riego se encharque. Si el olivo llega a infectarse, habría que realizar una cura con productos a base de cobre especialmente diseñados para ello.

Xylella Fastidiosa

La Xylella fastidiosa es una bacteria que se ha hecho tristemente famosa en España por los estragos que ha causado en diversos cultivos últimamente. Se detectó por primera vez en 1892 en el continente americano, y no llegó a Europa hasta 2013. Desde entonces, ha habido brotes esporádicos en diferentes zonas afectando, además de al olivo, a otros árboles frutales como la vid, los cítricos, melocotoneros, ciruelos y almendros, causando graves pérdidas económicas.

Aunque los síntomas pueden variar mucho según la especie, en general esta enfermedad del olivo causa marchitez y decaimiento de la planta en su conjunto, secando sobre todo las ramas y las hojas, pudiendo llegar a matar a todo el árbol. Uno de los problemas de esta enfermedad es precisamente la generalidad de los síntomas, que se pueden confundir fácilmente con otros problemas como la falta de agua o de nutrientes.

Por desgracia, no existe ningún tratamiento que permita eliminar la bacteria, así que las únicas medidas que se pueden llevar a cabo son de prevención. Es una plaga peligrosa para muchos vegetales, por lo tanto, es importante asegurar que si se transportan plantas o partes de plantas como flores, raíces, polen,etc, no estén contaminadas, pues este es el canal de infección de larga distancia más habitual. También se debe llevar a cabo una vigilancia intensiva para detectar la enfermedad lo antes posible y evitar que se propague. El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación cuenta en su web con una guia donde comparte instrucciones y recomendaciones sobre la Xylella fastidiosa.

 Antracnosis o aceituna jabonosa

Esta enfermedad del olivo, también conocida como chancro de las plantas, está causada por un hongo del género Colletotrichum sp. Se reconoce porque deja necrosis en las ramas y en las hojas, pudiendo llegar a causar la defoliación total. Las aceitunas también se ven afectadas en todas sus fases: desde que está verde hasta que madura. Los frutos empiezan a mostrar manchas de color parduzco y acaban pudriéndose total o parcialmente. El aceite obtenido de estas aceitunas dañadas presenta grados demasiado altos de acidez y un perfil organoléptico no apto para el consumo humano. Así, esta enfermedad no solo pone en peligro la salud del olivo durante varias temporadas, también tiene un grave impacto económico para los agricultores.

Es urgente tratar el árbol en cuanto se detectan los primeros síntomas para evitar que el hongo se expanda por el resto del olivar. Actualmente existen varios fungicidas en el mercado diseñados especialmente para combatir esta enfermedad.

Tuberculosis del olivo

Los olivos también pueden sufrir tuberculosis, también conocida como roña o verruga del olivo. Está causada por la bacteria pseudomonas savastanoi que se mete en cualquier grieta o herida abierta del árbol y lo infecta. Esta enfermedad del olivo es reconocible por la aparición de pequeños abultamientos verdosos que pueden ir creciendo hasta alcanzar unos 2-3 cm. A medida que avanzan cambian de color hacia tonos marrones, acabando por oscurecerse y agrietarse. 

Aunque aún no existe la cura total de la tuberculosis del olivo, sí que hay muchos tratamientos eficaces, que se recomienda empezar después de la recolección, para controlar el desarrollo de esta enfermedad y minimizar sus daños. También se pueden llevar a cabo medidas de prevención, como por ejemplo, recolectar solamente cuando no haya posibilidad de lluvia o haya llovido recientemente, y así reducir las posibilidades de propagación. En el momento de la poda, se debe empezar con los árboles que estén completamente sanos y desinfectar siempre las herramientas entre olivo y olivo. De igual modo, hay que tener mucho cuidado con la maquinaria que se utiliza para asegurar que no se dañen los árboles.

Tronco de un olivo
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