Una vez pasados los meses fríos, en los que el olivar se encuentra en un período de descanso vegetativo, llegan los primeros atisbos de primavera y el olivar luce su máximo esplendor.
En el mes de marzo, los olivos comienzan el reinicio vegetativo, fase en la que aparecen nuevas hojas. Podrás diferenciarlas por su color verde claro. Sin duda, el cambio más característico del olivar en primavera lo protagonizan las pequeñas yemas que comienzan a brotar y que crecerán lentamente para dar vida a las flores del olivo.
Rapa, trama o esquimo… las flores del olivo reciben diversidad de nombres. Su principal particularidad es que nunca nacen solas, lo hacen en racimos de entre 10 a 40 flores, según la variedad. Cada flor tiene cuatro pétalos blancos, un poco carnosos, enfrentados en cruz. Tendremos que esperar hasta mayo para que la apertura de los esquimos sea total.
Cuidados del olivar en primavera
La labor de los agricultores olivareros en esta etapa es esencial. En primavera es el momento óptimo para preparar el olivar, cuidarlo para que dé aceitunas de calidad. Fertilización, riego o fertirrigación (una combinación de ambas) son algunos de los quehaceres que ocupan a los agricultores en esta época.
También la desinfección del mismo a través de pesticidas y otros productos que eviten posibles plagas o enfermedades. Por último, es muy importante controlar la presencia de malas hierbas, ya que estas absorben agua de la tierra que pueden provocar un déficit de agua en el olivo.