Finaliza una de las campañas de verdeo más extraordinarias de las últimas que se recuerdan. A la actual situación de crisis sanitaria provocada por la COVID-19, que obligaba a asumir nuevas medidas de seguridad, se sumaba un verano extremadamente seco, caluroso y sin precipitaciones que vaticinaba una rápida recolección de la aceituna.
Sin embargo, ninguno de estos factores ha impedido que, un año más, se celebre esta tradición milenaria en los olivares andaluces. Una labor que trasciende lo agrícola y que se ha instaurado como seña cultural en muchos municipios. En un año tan especial como este, hemos querido inmortalizar y dar a conocer esta tradición al resto del mundo.
Quizá sobra decirlo, pues muchos ya lo sabréis: el verdeo hace referencia a la recolección de la aceituna cuando esta se encuentra todavía en un proceso temprano de maduración, por lo que los tiempos son un factor clave a la hora de asegurar la calidad del producto. Acompáñanos a conocer cómo se vive un día en la recolección de la aceituna de mesa andaluza.
Distintas formas de vivir una jornada en el olivar andaluz
Amanece en los campos andaluces y las cuadrillas se preparan para una nueva jornada. Ataviados con guantes, un gorro o pañuelo para el sol y la mascarilla para hacer frente a la nueva normalidad en el olivar.
Sin embargo, este ritual no se vive de igual manera en todas las fincas, pues son muchas y variadas las técnicas de recolección que se han ido implementando a lo largo de la historia del verdeo.
Tradicionalmente, la aceituna se ha recogido empleando la técnica denominada ordeño. Un laborioso procedimiento que se realiza a mano, dejando caer las aceitunas sobre un capazo conocido como macaco, y que va colgado de los hombros del jornalero. Así lo siguen haciendo a día de hoy personas como Juanita y Manolo, vecinos de Herrera. Esta pareja recoge con mimo y esmero las aceitunas como antaño. Una vez lleno el capazo, el contenido se vuelca en las espuertas y de ahí al remolque del tractor, para posteriormente verterlas en los contenedores.
Lógicamente las técnicas de verdeo han evolucionado a lo largo de los siglos. A día de hoy, el tradicional ordeño se ha visto sustituido por técnicas más ágiles y con mayor nivel de mecanización.
En gran parte de las fincas andaluzas, se utilizan herramientas para ‘varear’ el olivo y hacer que las aceitunas caigan sobre un malla a pie del olivo o un ‘paraguas’ invertido. En este punto, el buen saber hacer del agricultor es fundamental, ya que la copa del olivo debe ser agitada de una manera muy específica, que evite que el árbol o el fruto quede dañado.
Una vez ‘vareado’ el olivo, es momento de llevar la aceituna que ha caído sobre la malla o ‘fardones’ para poder transportarla. Los jornaleros realizan un primer barrido sobre la malla para eliminar las hojas y ramas que hayan podido caer. Tras el barrido, toca hacer uso de la fuerza para llevar la malla cargada de aceitunas hasta el tractor.